José Ronaldo es un hombre casado que disfruta de la buena comida, tiene dos empleos, y adora pasar tiempo con Evelyn, su hija.
Ronaldo sale de casa eventualmente para visitar a su familia extensiva o abastecerse con víveres para reponer la despensa víctima de su avidez. Al salir a mercar siempre lleva consigo a su fiel compañera, una mochila que en su interior podría entrar figuradamente un San Bernardo bien arrellanado, sin ella el muchacho se siente desnudo.
Para los demás, Ronaldo puede parecer una persona rebosante de júbilo, pero, la realidad es que él no se siente así. Talvez por la rutinaria vida en la que últimamente se ha visto sumergido por el exceso de trabajo y quejas de Doña Julissa, su joven esposa.
Doña Julissa llegó a la vida de Ronaldo por un infortunio del cual ambos fueron víctimas, quisiera poder contarlo con facilidad, pero de hacerlo abriría una herida que hasta el escritor con solo saberlo sentiría mucho dolor.
Ronaldo no hablaba con mucha gente, sabía escoger a sus amistades, uno de ellos era Cristiano Alva, a quien conoció en las aulas del Cenepa, un instituto elemental de periodismo.
Cuando Ronaldo llegó a las aulas del Cenepa, conoció mucha gente, buena, mala y ruin. Por casualidades de la vida llegó al aula 1107 donde el divulgado Cristiano hacía de las suyas. Habían rumores que vinculaban a Cristiano con la pelandusca de la sección, pero tiempo después se sabría que en realidad el divulgado tuvo un devaneo secreto con el maestro de redacción, Daniel Monzón.
Ronaldo se aburría en clase porque el nivel de cátedra le parecía básico o que ya lo había visto, porque a diferencia de los pubescentes del aula, el amigo inseparable de Cristiano tenía experiencia.
El aula 1107 era de fauna diversa, pluricultural e inclusiva. El antisocial de Ronaldo no le prestaba atención a nadie, pero tenía que convivir con los amigos cercanos de Cristiano por ser este el mal menor.
José Ronaldo tenía una relación formal con una simpática pero problemática señorita, la presumía en todos lados porque estaba enamorado, la envidia y los malos comentarios no faltaban. En una oportunidad un compañero de clase, el más pedestre, en su inmadurez y sin conocer a Niurka, novia de Ronaldo, se atrevió a insultarla. José la contuvo, ya que encarar a semejante irracional que a duras penas podía hablar el Español, sería en vano.
Este burdo personaje, también tenía pareja, la niña Lizeth. José jamás pensó que tiempo después la volvería a ver, mucho menos que llegaran a simpatizar.
Luego de muchos años, José y Lizeth comenzaron a tener breves conversaciones a través de la Internet, hablaban de cotidianidades sin llegar a lo baladí.
El niño estaba soltero y la niña también. Poco a poco las conversaciones se enriquecieron, y para José, el superficial, Lizeth resultó ser como el vino. Estaba decidido a intentar rehacer su vida, no era definitivo, pero los crecientes elogios de la niña hacia él, alimentaban su ego maniaco y generaban dependencia.
Lizeth era más hábil que Ronaldo pero este inesperadamente se volvió en parte, su debilidad. Ambos se pensaban, se extrañaban, mas frente a los pensamientos de Ronaldo, solo él la deseaba. Lizeth había experimentado poco o nada en el campo del erotismo. Al niño, eso le resultaba atrayente y limitante, por razones machistas que no vale la pena mencionar.
Las conversaciones siguieron, las llamadas telefónicas también. Y cuando al fin se vieron, una mala percepción de ambos bloqueó el acceso al beso que anhelaban. Resignados los enamorados, decidieron ser solo amigos. Cada quién siguió su vida.
Ronaldo se cazó, en padre se convirtió, logró parte de la vida que soñó. Lizeth se superó, experiencia ganó, de más hombres se decepcionó. Y a estos dos el destino otra vez los juntó.
Los niños retomaron la conversación, la niña era más pícara ahora, Ronaldo ya andaba más pausado, pero Lizeth con halagos, retomó lo que habían dejado.
Ronaldo optó por ser juicioso, pero por dentro despertó un sentimiento revoltoso. Con la niña soñó, en ella mucho pensó, mas las ataduras terrenales a su libido aterrizó.
El juego cruel que Lizeth había iniciado, a Ronaldo lo tenía atrapado, confundido, le seguía diciendo amigo, a pesar de tanto halago. Eso a él no le gustaba.
Cada día transcurrido, José termina confundido. Él la extraña sin medida y sufre por un limitante, ella no está decidida o no quiere ser su amante.
Continuará…