Desencanto

Viernes, aquel maldito viernes en el que todo cambiaría, el día en que saldrían a relucir las verdaderas intenciones y personalidades de aquellos entes sin luz que laboraban en Miquelini.

Ya habían transcurrido dos meses de jueguitos entre Malena y yo, se podría decir que lo ilusorio podría hacerse tangible pero no. Tuvimos altas y bajas, mas seguíamos en el ruedo. La candidez, la inocencia y aquella pequeña luz de esperanza se esfumaron por completo cuando Marlon decidió meterse donde no debía.

Resentido con la sociedad por las malas experiencias amorosas que tuvo decidió proyectar todos sus traumas de una manera poco sutil a la ya no tan novicia Malena. Aquel hombre de escandaloso estornudo y estatura burlesca no hizo más que confundir a mi Malena.

El comportamiento de mi «Chuqui», así solía llamarla, había cambiado demasiado y frente a las demás personas dejaba mucho que desear, no sé si fueron solo mis altas expectativas o la cruda realidad manifestándose frente a mis ojos. Las decepciones continuaban, pero felizmente nunca deposité mi confianza en Marlon, más conocido como «Chaparrón».

¿Pero cómo así fue que cambió tanto? En qué fallé si a pesar de su condición parlera le confié parte de mi vida, secretos, incluso el motivo verdadero por el que dejé el uniforme de verde vagabundo. Tristeza fue lo único que exhalé los siguientes meses.

Sandra Martinez, mujer transexual, fue mi ex amor e inspiración, dispuso una vida dura, sin embargo, no vivía en el resentimiento de sus acciones. A comparación de Marlon, el odio hacia el mundo y la impotencia por dejar el alcohol, caía en el caótico sin salida de las drogas. Intenté ayudar pero no me lo concedió. Tal vez por haber sido parte de mi inescrupuloso experimento social solo para demostrar ciertas cosas que necesitaba comprobar.

Tal vez fue por mi propia culpa que decidió manipular la frágil mente de una novicia que posiblemente en el fondo tenía un Tanatos más poderoso que el mío y no pudo controlarlo por mucho más tiempo. Traté, luché hasta el final por querer recuperar aquellas cenizas que quedaron después del incendio provocado por Marlon en ella.

Quiero pensar que no fue por mí, que no fue por Malena y que solo fue el odio o la envidia de no contar con otra oportunidad para vivir diferente su vida porque ya los años estaban pasando por él, pero creo que, para cualquiera, es muy evidente la inmadurez de un hombre trans de 38 años que le llenó la cabeza de estupideces a una jovencita. Y no, territorial no soy, pero me duele que Malena haya pasado por esto, qué decepción.

Mateo, Lima 2021.

Triste por lo acontecido, Mateo tomó la carta sin remitente y la escondió en su cubículo. No era más que pura catarsis, nadie debía leerla. Al día siguiente la quemó.

Las conversaciones con Malena ya no eran las mismas, los detalles que tenía hacia ella desaparecieron, el compañerismo que tenía con Marlon también se ausentó.

A Landa ya no le importaban los maltratos de Rosario hacia Malena, que cada vez empeoraban, pero para él Malena ya no representaba nada, la decepción fue muy grande.

Al poner sobre una balanza todo siempre se inclinaba a favor de su familia, Marilyn. Y reía cada vez que recordaba y se preguntaba cómo fue que casi arruina todo por una novicia corrompida por un inadaptado.

Luego de aquellas experiencias vividas, Mateo vio a todos sus compañeros del taller con otros ojos, ya no quedaba ni un ápice de respeto por ellos porque con el pasar de los días cada uno evidenciaba su estupidez y mediocridad. Todo esto marcó un antes y un después en la vida de Mateo y su estadía en Miquelini.

El desencanto hizo que Landa se tornara más celoso con sus asuntos, mas afortunadamente se dio cuenta de aquello que lo estaba convirtiendo en la misma lacra que abundaba en Miquelini.

Malena y Landa se saludaban por simple cortesía, falsa cortesía, mas una mañana Mateo pudo ver como lo que el predijo en su momento, pero no plasmó en aquella carta se hizo realidad. Vio a Malena Refugio bajar de un auto deportivo gris con lunas polarizadas estacionado en la gasolinera, luciendo un atuendo poco usual, patrocinado.

Marlon ni corto ni perezoso la interceptó con una sonrisa falsa y un abrazo de felicitaciones a la «Chuqui» por su gran hazaña. Fue ahí cuando Mateo entendió, descubrió que la ex señorita Refugio nunca fue la novicia que aparentaba ser y que además de trabajar en Miquelini, hacía horas extra en casa.

A pesar de todo, Landa se sentía orgulloso de Malena. De todo lo que tuvo que hacer para crecer, no solo por ella sino también por su familia, la mayor de 5 hermanos, quien logró salir de los barracones del Callao para cambiar el triste final que se le auguraba a la familia refugio.

Continuará…

Correciones: Sthefany X.

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