El artista es amigo de pocos, nadie egregio en particular. El mediático es amigo de pocos, mas de una guerrerita en particular.

El artista no era tan artista. El mediático ya no era tan mediático.

El artista trabajaba en una pseudo agencia de publicidad, que en realidad era una covacha de troles a disposición de un municipio con litoral. El mediático con esfuerzo, logró consolidar una especie de Spa a escazas cuadras de una calle famosa por un atentado de los años 80.

El artista andaba de arriba a abajo con su fiel y voluminoso amigo por las calles de Miraflores. El mediático andaba rara vez acompañado por las calles de Miraflores.

El artista era muy divertido. El mediático en cierta forma también lo era.

El artista y su fiel «Sancho» gustaban de procrastinar por las calles Miraflorinas en la noche. El mediático al parecer no tanto.

El artista bebía cerveza con Sancho y comentaban de las artimañas del municipio, las demoras en los pagos, la estafa hacia un sindicato de maestros de «renombre» en la ciudad y sobre todo de lo que escaseaba para ellos en ese entonces, mujeres.

El mediático se encargaba de sus asuntos y oportunamente aparecía en fugaces entrevistas en televisión y mantenía siempre contacto con su fiel amiga de TV.

El artista vestía con polos personalizados, con diseños LGBT. El mediático vestía siempre a la moda, con prendas cuidadosamente seleccionadas para mantener un outfit sencillo pero elegante e imponente.

El artista una noche de rutina con Sancho bebió cerveza. El mediático salió con un amigo.

El artista atisbó de lejos al mediático y ágilmente consultó a Sancho quien confirmó la presencia de aquel menudo personaje. El mediático pasó cerca al artista y admiró unos segundos aquel polo de oveja arcoíris que el artista vestía.

El artista se percató del interés del mediático, lo miró fijamente y le sonrió. El mediático correspondió la traviesa mirada y pícara sonrisa. Ambos siguieron su camino.

El artista le comentó lo sucedido a Sancho, se tomó una foto, buscó en Instagram al mediático y lo etiquetó junto a la frase «eres más bonito en persona». El mediático respondió.

El artista y el mediático conversaron por días, el artista le contó todo a Sancho, el mediático fue más reservado, no habló.

El artista estaba entusiasmado pero a la vez temeroso, era novicio en esto, el mediático estuvo siempre sereno.

El artista y el mediático por fin se encontraron, caminaron, conversaron, fueron a la playa, se besaron.

El mediático era atento con el artista, muy detallista, el artista pues, no le quitaba la vista.

El mediático y el artista, en modo de conquista, hablaron de sexo, mas ambos no coincidieron en su lista.

El mediático daba hospedaje al sur, el artista también. Coincidencia desafortunada, al parecer todo quedaría en nada.

El artista aventurero, muy artero quiso intentarlo primero, el mediático junto con él, de un taxi fueron pasajeros.

El artista y el mediático, dieron rienda suelta a sus bajos instintos en el asiento trasero. Con la emoción del peligro, que el conductor los observe y repentinamente despierte su lado homófobo y los bote en el paradero.

El artista y el mediático, después de esa noche nunca más se vieron. El mediático optó por conseguir otro compañero, el artista siguió su camino y de mujeres siguió siendo compañero.

El artista a veces lo extraña, lee en soledad viejas conversaciones, esperando que el mediático lo recuerde en ocasiones.

AT

4 comentarios en «El Artista y el Mediático»

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